Walter y la pedalera plegable color negro y gris

¡Qué el frío no impida que sigas entrenando o rehabilitandote!, fue lo que le dije a Walter después de contarme que su trabajo como programador lo obliga a pasar muchas horas sentado frente a la PC. 
Walter tiene 25 años, es delgado pero no tiene tiempo para ejercitarse. Está preocupado y no es para menos. Ya tiene un mapa de venas azules muy visibles en sus piernas, además de edema por retener líquido y comer con mucha sal. Me confiesa que hace años que no ve a un médico, que siente las piernas pesadas y las varices siguen avanzando sin pausa. 
También me cuenta que intenta caminar un poco en el trabajo o volver "a pata" a casa, pero no siempre lo logra. Le pregunto si no tiene una pedalera para colocar debajo del escritorio o frente a la silla sobre la que se sienta para ver Netflix .  Con tristeza me dice que descartó la idea porque las que vio en Internet son aparatosas, difíciles de trasladar y además duda que quepa bajo su escritorio. Le doy un folleto con  las medidas y peso de nuestras pedaleras. Sonríe diciendo que las medidas sirven, pero que no va a poder llevarla y traerla de su casa al trabajo y no llega con el límite de la tarjeta para comprar dos. El cansancio acumulado de las largas jornadas laborales no le dejó  leer que las pedaleras son plegables, facilitando su traslado. 
Ese plus fue la frutilla del postre. Me mira y con los ojos brillantes como si estuviera en una expo de video juegos me responde: -"la llevo en color negro mate. El cromado no combina con el mobiliario de casa ni del trabajo."- 

 

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